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Cuando pensamos en ser padres, no nos planteamos la cantidad de dificultades que pueden aparecer en la crianza de nuestros hijos. Es normal que nos sintamos cansados, confusos y que busquemos información sobre aspectos como las rabietas, los problemas del sueño, los cambios de humor, los miedos, la agresividad o muchísimos otros comportamientos que surgen en el día a día y que nos cuesta manejar.
En la mayoría de las ocasiones se tratan de cambios evolutivos, transitorios y que pasan según van creciendo. En otras ocasiones, estos comportamientos pueden deberse a otras circunstancias que requieren de ayuda profesional.
¿Qué problemas son los más habituales?
Cuando hablamos de intervención o atención psicológica a la infancia es importante tener en cuenta a la familia. Cuántas veces habremos pensado que “no somos buenos padres” o “mi hijo tiene un carácter que no puedo controlar” o “ lo estaré haciendo bien, esto será normal, pasará algún día”. En este sentido, no podemos intervenir con el niño como único objetivo de tratamiento, sino que tenemos que considerarlo en su sistema afectivo y relacional. Trabajar con el niño, es trabajar con la familia desde una intervención sistémica e integrativa.
La infancia es la etapa más importante de la vida de una persona. En ella es donde generamos las herramientas para desarrollarnos en el futuro, donde creamos nuestras expectativas, nuestro autoconcepto y de donde parte la base de nuestra personalidad, nuestros traumas y nuestros mandatos. Poder intervenir en esta etapa ayuda a fortalecer nuestra psique y modificar desde la base los traumas futuros.
Kaizen Psicoformación apuesta por un trabajo basado en el apego del niño y en la psicoeducación de los papás. ¿Qué queremos decir con esto? Que ayudaremos al niño a canalizar sus emociones de forma adecuada, le ayudaremos a expresarse y a entender lo que pasa mediante el juego. Y a los papás, a diferenciar lo que forma parte del proceso normal del niño, entender su forma de actuar y os ayudaremos a conseguir el equilibrio que buscáis.
Ansiedad
Es una sensación que tiene el niño, que le genera malestar y que le provoca algunos síntomas físicos como mareos, sudores, temblores, pesadillas, problemas de sueño, dolores de cabeza, fatiga o problemas para respirar. Otros síntomas son cognitivos, es decir, que forman parte de su pensamiento y sentimiento como la baja autoestima, pensamientos de inseguridad “no puedo” “no lo conseguiré” o miedo. Finalmente, aparecen síntomas conductuales que provocan evitación de las situaciones que les genera ansiedad, como no querer ir al colegio, o no acercarse a animales.
Hay que decir, que la ansiedad es una defensa natural que aparece ante situaciones de peligro. Cuando los niños han vivido una situación traumática se activa dicha defensa. En ocasiones dicha ansiedad desaparece con el tiempo cuando el sistema emocional del niño se regula. Cuando esto no sucede, contar con ayuda profesional es importante para que niño y familia recuperen el equilibrio.
Baja autoestima
Frases como “mi hijo es muy inseguro” “siempre siente que no puede hacer las cosas” “no sé cómo hacerle ver que él tiene capacidad” hablan de situaciones de baja autoestima en niños. La baja autoestima no es una característica de personalidad, sino que tiene que ver con determinadas situaciones vividas del niño que le hacen creer que muestra dificultades para conseguir logros. A veces este síntoma está relacionado con situaciones traumáticas, con el lugar que ocupa en casa, con dificultades en el aprendizaje u otras situaciones. Por esto, es importante conocer a nuestros hijos, empatizar con ellos, darles permisos para que expresen sus emociones sin juzgar y aportarles seguridad en su descubrimiento del mundo.
Bullying
El acoso escolar o bullying es algo que nos preocupa especialmente en los últimos años. Consiste en la exposición a un daño físico o psicológico reiterado de un niño por parte de otro niño o un grupo en el colegio. Este puede darse a través de insultos, agresividad física o incluso a través del aislamiento del niño. Aunque cada vez hay más medidas dentro del mundo educativo por evitar y prevenir estas conductas, siguen apareciendo, y en ocasiones se ven agravadas por el ciberbullying lo que provoca en el niño acosado un importante desequilibrio emocional. Esto puede llevarle a situaciones de estrés, depresión, ansiedad… Muchas veces, los papás no nos enteramos hasta que empezamos a ver algunos síntomas que no nos encajan con la personalidad de nuestro hijo. Podemos observar síntomas como bajada en el rendimiento escolar, insomnio, pesadillas, ansiedad, depresión, miedos, aislamiento social, conductas de evitación para ir al colegio de manera continua, llanto incontrolado, rabietas o agresividad en casa y en los casos más severos pensamientos o ideas de suicidio. Ante la detección de bullying es fundamental informar al colegio para que ponga medidas o buscar soluciones para evitar que se repita la situación que el niño está viviendo y pedir ayuda profesional para ayudar a canalizar emociones e intervenir en el trauma.
Altas capacidades
Cuando hablamos de altas capacidades nos referimos a niños con gran capacidad intelectual que tienen algunas características concretas. Son niños muy observadores, curiosos, con multitud de intereses, con gran memoria, con altas capacidades de razonamiento y abstracción, con rápido aprendizaje y una gran fluidez de pensamiento. A nivel emocional suelen tener características de alta sensibilidad física y emocional, preocupados por la justicia y la equidad y se relacionan mejor con adultos o niños mayores. Sin bien, aun teniendo todas estas características en ocasiones nos encontramos que pueden tener fracaso escolar, se pueden mostrar despistados o desordenados o incluso con alteraciones conductuales. Lo que pasa en estos casos es que su desarrollo intelectual va muy por delante de su desarrollo emocional y generándole muchas situaciones de frustración y malestar. Es importante ayudarle a canalizar dichas emociones. Los papás necesitamos estar informados para poder ayudar a nuestros hijos.
Otros problemas
problemas como la agresividad, las rabietas, las manías o las fobias son comportamientos que aparecen de manera habitual en la infancia. Muchos de ellos son evolutivos, las rabietas a los 3 años, las pesadillas, los terrores nocturnos entre los 3 y los 7 años, los miedos… Otros tienen que ver con sucesos traumáticos o con cambios en el sistema familiar (nacimiento de un hermanito, separación de los papás, conflictos en casa…) Si tienes dudas sobre si lo que le sucede a tu hijo forma parte de su propia evolución o es algo más lo mejor es consultar a profesionales que puedan guiarte.
“ La confianza en la figura de apego, es la base de una personalidad estable y segura”
John Bowlby
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